El tiempo quedará...
en la barriga del cocodrilo.
En la barriga del cocodrilo hace muchas sombras que los relámpagos dieron vida a una tormenta y forma al radiador donde esconderse mientras cuecen en sifón trozos pequeños de días normales.
El cocodrilo despierta contando los dientes que faltan para otro mordisco al calor guardado en el hueco entre las manos... Y al soplar vuela la esencia de ese sueño con forma de lata, envuelto para postre, regalado.
Murmullos acaimanados hacen piel de los laureles puestos a secar al lado de la meta desierta, como un remo sin lago y una hucha, donde solo caben dos monedas que tintinean al compás de la corriente alternando sus caras y sus cruces para no dejar pasar a nadie
hasta la última fiesta.
hasta la última fiesta.
El tiempo quedará...
en la barriga del cocodrilo.
Y durante todo eso
múltiples momentos divisibles...
harán cada recuerdo una sorpresa.
.
